El SOV de Salamanca ha organizado una concentración en el marco de una Jornada Confederal contra la reforma de las pensiones.
El 26 de septiembre CNT había organizado una jornada de lucha a nivel estatal contra la reforma de las pensiones; esto ha llevado a que diferentes Sindicatos de la Organización hayan convocado actos en numerosas ciudades. Badajoz, Aranda de Duero, Santa Cruz de Tenerife, Gijón, Madrid, Palencia, Ávila, Jaén, Pamplona, Ferrol, Córdoba, Málaga, Santander, Cartagena, Teruel, Jerez, Vigo, Barcelona, Zaragoza, Mataró, Compostela, Hueca, Castellón, Valencia, Madrid, Ciudad Real, Sevill o Guadalajara han sido algunas de las localidades que se han sumado a esta jornada de lucha coordinada.
Sin embargo, CNT ha intentado lanzar un mensaje que va en una línea muy diferente a la defensa del status quo del sistema de pensiones. Nosotros pensamos que el debate no debe ser si la gestión económica de nuestra senectud debe recaer en las mafias estatales o en las mafias privadas; sino si queremos seguir delegando nuestras capacidades a otras personas o asumirlas nosotros y nosotras de forma responsable.
Nosotros, a diferencia de todo el espectro de la autointitulada «izquierda», no somos defensores de las estructuras estatales; pues consideramos a las personas con la suficiente madurez y responsabilidad como para tomar decisiones sobre sí mismas, así como gestionar de forma colectiva pero horizontal nuestras necesidades más básicas.
Está claro que todas las reformas al sistema de pensiones acontecidas desde el año 1985; y muchas de ellas impulsadas por los gobiernos del Partido Socialista, han perseguido una clara finalidad: retrasar la edad de jubilación, reducir la cuantía de las pensiones… Como diría Homer Simpsons, «exprimir cada centavo» pero de los que menos tienen en beneficio de los tragaldabas de siempre.
Este camino está siendo para el Estado y la parte empresarial porque no hay una respuesta contundente por parte de la clase trabajadora. Tenemos claro que el sistema de pensiones se sustenta en exclusiva por las aportaciones de nuestra clase; tanto de forma directa, por los impuestos que pagamos, como de forma indirecta, con los impuestos que pagan los empresarios a nuestra costa. De modo que tenemos bien claro que las herramientas de defensa de nuestra clase deben de estar exentas de injerencias externas a ellas: políticos, profesionales del sindicalismo son entes que sólo hacen que alejarnos de nuestro camino.
Es la lucha la que nos da lo que la ley nos quita, y en última instancia es destruir por completo el sistema establecido para cambiarlo por otro que nos valga, lo que nos permitiría pasar la tercera edad con la garantía de que nuestra salud y nuestro bienestar no están condicionados por los intereses económicos de una lacra de vividores.