Telepizza, empresa conocida por las precarias condiciones de explotación a las que somete a sus trabajadores, está últimamente más preocupada de lo normal por aparentar; es decir, por dar una imagen de empresa del «buen rollo», donde sus trabajadores realizan su tarea casi con gusto y para nada se les pasa por la cabeza que están siendo robados de mala manera.
Es paradójico que ahora, cuando más nos hacen apretarnos el cinturón, es cuando más pretenden maquillar su poco y mal prestigio entre la clase trabajadora. Pero esto no es nada nuevo, pues ya en latín se decía: «excusatio non petita, accusatio manifesta».
Y es que, tras toda una vida de negligente gestión de las motos (con eternas averías) y de la ropa de trabajo (con falta de ropa adecuada o en mal estado), tras una sistemática estafa a nuestro derecho al plus de nocturnidad, tras una flexibilidad funcional y de horarios digna del más preparado atleta… vienen a gastarse el dinero en chorradas como televisiones de plasma, cámaras de vigilancia, reformas por estética, camisetas promocionales que sólo sirven para una o dos semanas, y lo último: hacer de la cocina un escaparate hacia la calle, para que además del trabajo de siempre, las auxiliares sirvan de entretenimiento a la clientela que se decide a pacer y abrevar en Telepizza… ¡Pan y Circo! Y sí, decimos las auxiliares, porque en el «reino» de Telepizza, los hombres conducen y las mujeres cocinan, salvo contadas excepciones.
Pero bien se podría pensar que quien calla otorga, y que los y las trabajadoras de Telepizza tenemos el Síndrome de Estocolmo y nos parece bien disfrutar de un trato y un contrato de esclav@s. Sin embargo este no es el caso, aunque el caso que nos quiere hacer Telepizza también es ninguno. Lo explicamos: en la empresa existen diferentes órganos legítimos de expresión y acción de l@s trabajador@s, aparte del consabido comité de empresa, que son la Asamblea de Trabajadores de Telepizza de Salamanca, y la Sección Sindical de CNT en Telepizza de Salamanca, a través de los cuales los trabajadores conscientes de nuestra situación nos hemos organizado y hemos canalizado nuestras reclamaciones y protestas. Ante esto, la empresa se ha dedicado a ningunear nuestra actividad: en los últimos meses hemos visto cómo han intentado impedir y boicotear asambleas, paralizar la comunicación con la empresa echando balones fuera y eludiendo responsabilidades, etc.
Lo último ha sido la ocultación de la información sobre las averías en las motos que la Asamblea de Trabajadores quería registrar para mejor gestión y control de las mismas, ya que somos nosotros y no la empresa quienes nos jugamos la vida por cuatro perras. Es sólo un ejemplo más de la falta de escrúpulos y de vergüenza que se puede llegar a tener por priorizar unos míseros euros antes que la seguridad de las personas.
Para finalizar, queremos destacar el despido de un compañero repartidor de la tienda situada en la Avenida Reyes de España, acusado falsamente de robar gasolina de una moto. Aún no sabemos si se debe a que querían reajustar la plantilla y el despido disciplinario es el más barato, o simplemente Telepizza pretente alardear de que en su particular dictadura tienen cabida este tipo de decisiones arbitrarias, sin pruebas que las sustenten y basadas en testinomios para nada fidedignos. En cualquier caso, y sea como sea, este despido es una injusticia ante la cual no nos vamos a quedar de brazos cruzados, y empleando las armas del apoyo mutuo y la acción directa vamos a demostrar que con l@s trabajador@s no se juega.