El Racc tiene previsto aplicar un ERE que afecta con el despido a 194 trabajadores, el 13% del total de la plantilla. El Sindicato de Oficios Varios de Salamanca (CNT-AIT) lleva varias semanas en conflicto con esta empresa por el despido de una trabajadora por estar enferma en Barcelona. Las acciones de presión se están realizando tanto en las oficinas de Racc en Salamanca como en la autoescuela Driver.
El modélico Club del Automóvil Racc que se enorgullece de ser «la organización líder en el ámbito de la movilidad» está a punto de aplicar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en su plantilla. El resultado previsto es la aniquilación de 194 puestos de trabajo. Esta empresa, que considera que «las personas son lo más importante» parece ser que no aplica este criterio cuando se trata de los trabajadores y trabajadoras.
Lo que sí es cierto es que el Racc ha sido una empresa pionera en aplicar la manga ancha de la última reforma laboral en no pocas ocasiones. Y en esta línea, ahora no le tiembla el pulso a la hora de cargarse puestos de trabajo. Puestos de trabajo de los que puede depender la subsistencia tanto del trabajador como de personas a su cargo.
El Racc alega motivos económicos que hacen necesaria la aplicación del ERE. Estos motivos no se concretan en pérdidas, sino en unos beneficios inferiores a los previstos. Es decir, el Racc quiere mantener el nivel de beneficios, y para ello, dentro del marco económico actual, debe prescindir de algunos trabajadores. Mientras dice no poder mantener trabajadores propios, mantiene subcontratadas empresas como Konecta, de telemarketing.
En Acaservi, la empresa que gestiona las llamadas de atención en carretera, el ERE se concreta en 13 trabajadores despedidos. Esta empresa es de naturaleza deficitaria, dado que su actividad no puede de ninguna manera generar beneficios. Esto, no hace falta decirlo, debe ser cubierto con la actividad de otros departamentos del Grupo, pero nunca esta naturaleza deficitaria puede perjudicar a los trabajadores debiendo cubrir estos y estas el «vacío» que supone esta actividad.
Tanto la empresa como el medio social pondrán ahora al alcance de los trabajadores el amplio abanico del derrotismo y la veneración del sacrificio colectivo: «no se puede hacer nada, las cosas son así, ahora todo vale, tenemos que sacrificarnos todos un poco … «Ahora no toca agarrarse a esto. Ni tampoco toca ahora tragarse los discursos paternalistas que la empresa nos quiera colar. Todo esto ya basta dispuestos a hacerlo dentro del Comité de Empresa del Racc que, una vez más, ha vuelto a dejar solos y solas los trabajadores y trabajadoras y a hacer suyo el discurso de la empresa. Lo que toca ahora es luchar por nuestros puestos de trabajo, que deberán ser los de nuestros hijos e hijas, siempre que no permitimos que desaparezcan.